16 noviembre, 2014
El alojamiento se encuentra ubicadísimo en el casco histórico de Villena, a unos pasos del Ayuntamiento, el Museo (inolvidable por el tesoro dorado de hace 3000 años) y de las iglesias más importantes y en el camino de ascenso hacia el Castillo. La atención por la propietaria es muy esmerada. El hostal tiene el encanto de ser pequeño, limpio, confortable, sin ruidos. El desayuno abundante. Y el restaurante que recomiendan es muy bueno. La relación calidad/precio es óptima. Lo recomiendo para un romántico fin de semana.
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